Fuente: El País
31/08/2011
– El escenario externo se ha venido caracterizando por una marcada tonificación de los precios de los productos agrícolas. La tendencia alcista se acentuó desde la segunda mitad de 2010, lo que hizo posible que se alcanzaran niveles que –en la mayoría de los casos– se aproximan o aun superan a los de los “picos” de 2008.

El indicador global de la FAO (Food Price Index) alcanzó en febrero de este año el máximo registro desde que es elaborado, superando en 6% el nivel de mediados de 2008, y se ha mantenido en altos niveles desde entonces.

En el caso específico de los ce-reales, la evolución es similar: si bien el índice de precios todavía se mantiene levemente por debajo de los niveles alcanzados en aquel auge, el indicador creció 71% en un año, desde el comienzo de la fase alcista, a mediados de 2010.

No obstante, los precios del arroz se han mantenido alejados de esa dinámica, destacándose por una evolución bastante diferente, caracterizada por una marcada estabilidad, que los conserva muy por debajo de los máximos de 2008.

Al mismo tiempo, la actividad debe soportar el proceso de incremento de los costos de producción locales, impulsados al alza por el aumento de los precios internacionales de varios componentes del costo (en especial combustibles y fertilizantes), pero también por factores con mayor influencia “doméstica” (como la evolución del tipo de cambio, los ajustes salariales, los problemas de infraestructura, etc.), que impactan sobre otros componentes del costo (como los salarios y los servicios en general).

Es con este telón de fondo que se procesan las decisiones de inversión para el próximo ciclo arrocero (2011/12).

Los precios del arroz

La evolución de las cotizaciones del arroz en los mercados mundiales contrasta marcadamente con la dinámica exhibida por el conjunto de los productos agrícolas e incluso con la del grupo de los cereales, al que pertenece.

Las cotizaciones en los principales puertos se han mantenido relativamente estables en torno a los niveles alcanzados a comienzos de 2009 y no lograron acompañar la fase alcista del segundo semestre de 2010. Recién en los últimos tres meses, desde junio pasado, se observa una suba de los precios de exportación que ha permitido –al menos– recuperar el nivel alcanzado a la salida de la crisis, en 2009.

El precio de exportación en Tailandia en la primera mitad de agosto fue de U$S 560 la tonelada FOB, un aumento de 12% respecto al mínimo de mayo pasado, pero todavía 3% inferior al precio medio de 2009.

Mientras tanto, en los puertos de EEUU las subas fueron algo mayores, llegando a un FOB de U$S610 por tonelada, lo que representa una recuperación de 18% en el último trimestre y de 10% respecto de la media de 2009.

El escenario externo

Las últimas proyecciones del USDA, divulgadas a mediados de agosto, prevén una cosecha global de 456 millones de toneladas (base arroz elaborado), 1% por encima de la del ciclo previo (451 millones), y que representaría un nuevo récord.

La producción resultaría levemente superior al nivel proyectado del consumo (455 millones de toneladas), al igual que viene ocurriendo desde el ciclo 2007/08, lo que resultaría en el quinto año consecutivo de incremento de los volúmenes de existencias globales.

Para el final de la zafra 2011/12, el informe del USDA proyecta un stock de 97,9 millones de toneladas, un aumento de 1% respecto del año previo y de 30% con relación al mínimo del fin del ciclo 2006/07.

La relación stock: consumo se mantendría en los niveles de los últimos tres años, en torno a 21,5%.

A nivel regional la situación también agrega elementos bajistas al escenario de los mercados en 2011. La oferta fue muy importante en los tres grandes actores del Mercosur (Brasil, Uruguay y Argentina), resultando en un fuerte crecimiento de la oferta exportable de la región.

Los aumentos en las cosechas de Argentina y Uruguay fueron de 39% y 42% respectivamente, obteniendo en ambos casos máximos históricos. La cosecha argentina fue estimada oficialmente en 1,72 millones de toneladas (frente a 1,24 millones en 2009/10) y la uruguaya habría superado 1,6 millones de toneladas (frente a 1,15 millones previos), en ambos casos apoyadas en un excelente desempeño de la productividad de los cultivos.

También en Brasil los productores arroceros disfrutaron de las buenas condiciones del clima en el ciclo 2010/11 y se registró una cosecha récord de 13,7 millones de toneladas, un aumento de 18% respecto del ciclo previo.

De ese modo, el excedente regional (balance entre producción y consumo) alcanzaría un nivel de 3.745.000 toneladas, máximo histórico para el indicador y casi cuatro veces más grande que el nivel del ciclo previo (2009/10).

Incluso este gran desempeño de la producción arrocera en Brasil en el último año resultó en una intensificación de la corriente exportadora, que se ha venido consolidando en ese país en el pasado reciente, proyectándose para este ciclo un saldo neto exportador de más de 800 mil toneladas.

El comportamiento observado y proyectado para las disponibilidades de arroz a nivel mundial parece ser la causa fundamental de la dinámica exhibida por el mercado arrocero, dando soporte a la diferente evolución respecto del alza de los mercados de otros granos en el último año.

Asimismo, el balance regional no permite que el comercio intrazona opere en la coyuntura como un mecanismo de sostén para la colocación de la oferta uruguaya, enfrentada a una fuerte competencia de Argentina para acceder a un abastecido mercado brasileño.

La situación local

El contexto externo parece ser una de las explicaciones para las dificultades que vienen existiendo en la cadena arrocera local para acordar el nivel de los precios entre industriales y agricultores.

Está todavía pendiente la definición del precio definitivo (“precio convenio”) de la zafra 2009/10, para la que se sigue manejando un precio “provisorio” de U$S 12,30 por bolsa (U$S 246/ton).

Esa situación también demora el avance en la determinación del precio “provisorio” para la última cosecha (2010/11), en cuya comercialización se maneja un precio “de referencia” de U$S 12 por bolsa (U$S 240 por tonelada).

Asimismo, el fuerte incremento de los costos opera adversamente sobre las expectativas de inversión para el ciclo próximo. La gremial de agricultores arroceros (ACA) estimó el nivel de los costos en torno a U$S 1.800 la hectárea, lo que se traduce en una exigencia de altos niveles de productividad para alcanzar márgenes positivos, o bien de sostenimiento o mejora de los precios del producto.

Asumiendo un rendimiento medio de 7.900 kg/há (la media del último quinquenio), el precio “de equilibrio” requerido para cubrir los costos (obteniendo un margen nulo) sería de U$S 11,4 por bolsa, apenas 5% inferior al precio de referencia de esta zafra.

Otra perspectiva es asumir un precio similar al de este año (U$S 12 por bolsa), lo que resulta en el requerimiento de un rendimiento “de equilibrio” (necesario para apenas cubrir los costos) de 7.500 kg/há, nivel 5% inferior al desempeño normal (el promedio de las últimas cinco zafras), incluso en caso de que se mantengan los niveles de precio actuales.

Ambas perspectivas son de utilidad para ilustrar el alto nivel de riesgo de la actividad, ya que pequeñas variaciones adversas en precios o rendimientos se traducirían en resultados económicos negativos.

Si a este cuadro general se agrega el dato de un nivel relativamente bajo de agua en las reservas (fuentes del sector indicaron que a mediados de agosto los embalses estaban a entre 50 y 60% de su capacidad), puede concluirse que es poco probable que se logre un área de siembra igual o mayor a la de 2010.

En el último año se alcanzó una superficie de 194 mil hectáreas, el segundo máximo registro en la historia del cultivo, pero bastante por debajo del récord de 208 mil há de 1998.

Ese dato pareció indicar el rompimiento de un prolongado estancamiento de la superficie aplicada a la actividad, que en los diez años previos había alcanzado una superficie media de 165 mil hectáreas (con un máximo de 186 mil há en 2003/04 y un mínimo de 145 mil há en 2006/07). No obstante, la situación descrita parece indicar que no ocurrirían nuevos aumentos del área y aún no deben descartarse posibles descensos.