Fuente: El Observador
22/06/2012
– Si no mejora la competitividad en torno al cultivo, la superficie puede entrar en una etapa de declive que puede tener su comienzo en la próxima primavera; productores convocaron a una asamblea.

Es el cultivo con mayor productividad por hectárea de Uruguay. En rendimiento compite con los mejores del mundo. Es reconocido por su calidad en los mercados más exigentes del planeta. Pero los costos se han vuelto más que una amenaza. Y así, las negociaciones con la industria son las más arduas de los últimos tiempos. El precio de la cosecha 2011 está sometido a un arbitraje y con ese marco incierto empieza la negociación por el precio provisorio de la cosecha 2012.

La reunión será el 27 de junio y comenzará con un homenaje a Nicolás Chebataroff, probablemente quien más sabía de arroz en Uruguay, fallecido recientemente. Pero luego vendrá la parte ardua. El seguimiento del arbitraje sobre el precio de 2011, sobre el que productores e industriales no llegaron a acuerdo, y el precio provisorio para la cosecha de este año.

El precio del arroz no ha salido de la estrecha franja de entre US$12 y US$13 en los últimos cuatro años. Una estabilidad inédita para el cultivo en un nivel de precio que en otros tiempos hubiera sido envidiable. Pero los US$2.000 que cuesta cada hectárea del cultivo hacen muy difícil cerrar los números. En la cosecha 2011 un rendimiento récord lo hizo posible. Pero en la zafra pasada,el cultivo tuvo que ser sembrado tardíamente por las lluvias de primavera y los rendimientos logrados fueron menores a los récords de 2011, y muy heterogéneos. Para los productores que no lograron rendimientos extraordinarios, fue un año de pérdidas.

El rendimiento promedio fue de 152 bolsas (7.600 kilos) por hectárea, pero afectó especialmente que fue muy desparejo el desempeño del cultivo, con problemas serios en el Este”, explicó Hernán Zorrilla, vicepresidente de la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA).

Además enfrenta otro desafío que es la disponibilidad de agua. El otoño seco fue mermando el nivel de las represas y de la laguna Merín, y las últimas lluvias no fueron suficientes para levantar el nivel del agua. “En general fueron lluvias de 50 a 60 mm que vinieron muy bien, pero no tuvieron incidencia en el volumen de agua acumulada”, explicó.

En el mismo sentido, Raúl Uraga, gerente agronómico de Saman, avizoró en el programa Tiempo de cambio, una pérdida de área de por lo menos 5% basado en el faltante de agua.

Pero no es solo por poco agua que bajará el área. En el norte muchos productores exploran los ajustes tecnológicos necesarios para hacer soja con riego en lugar de arroz. No solo por las ventajas comerciales que tiene la oleaginosa, con su alto precio y su operativa en el mercado de futuros, sino también porque requiere menos agua y cumple una función favorable en el control de malezas.

No todo es desánimo ni malas noticias para los arroceros. La colocación de 30 mil toneladas de arroz en Irak a US$570 por tonelada en la última licitación de ese país abrió un marco de esperanza en vísperas de la discusión del precio de esta zafra, que tal vez puede quebrar hacia arriba la franja instalada de US$12 a US$13 por bolsa.

El mercado internacional del arroz está mucho más calmo que el de otros granos, hay un stock mundial abundante. Pero Uruguay obtiene nichos interesantes. Hay ventas importantes de arroz cáscara a Venezuela. Hay colocaciones mucho más importantes destinadas a Brasil, lo que implica un mucho menor costo ya que el arroz no debe ser trasladado hasta Montevideo.

Por otro lado, EEUU tiene una de las producciones más bajas de los últimos tiempos y eso es lo que permite que, por ejemplo, no esté colocando arroz en Irak, cuya última licitación fue adjudicada a Uruguay, Argentina y Tailandia.

La ausencia de EEUU es notoria desde hace algunos años en Europa, donde enfrenta problemas de calidad por la aparición de partidas con arroz transgénico, pero también porque el creciente uso de variedades híbridas de alto rendimiento genera un producto que no es bien visto por los consumidores más exigentes.

En cualquier caso, sumando las colocaciones que Uruguay logra en Perú, donde obtiene una llegada preferencial, las ventas a Brasil, Venezuela y otros países de la zona de influencia de EEUU, más las colocaciones a Europa e Irak, logran disimular las dificultades para vender a Irán y permiten una buena construcción de precios.

Por otro lado, la suba del dólar es un factor que puede llevar a que la tendencia ascendente de los costos haga una pausa. Pero, ¿quién puede asegurar que el dólar actual se mantenga en el tiempo?

Sin duda es un factor para nosotros importante. Pero se ve un dólar tan volátil y dependiente de Europa que por ahora la suba que ha tenido no es un factor que esté pesando en el ánimo de los productores”, dijo Zorrilla.

Por otra parte, la baja en el precio de los combustibles puede ser otro factor que mejore la competitividad del cultivo que usa más gasoil por hectárea. Una posible baja de los precios será analizada por ANCAP en julio y esa podría ser una medida con impacto para el sector.

Sentimos que el precio del dólar y del gasoil son realmente importantes para la competitividad del sector; si se dieran los dos factores y lográramos un buen acuerdo con la industria, realmente cambiarían las cosas, pero son muchos goles los que tenemos que hacer”, opinó Zorrilla.

Amenazas externas

Uruguay viene logrando buenos precios en sus ventas, cuenta con la ventaja de una merma en la producción de Brasil y EEUU. Pero en el mundo se sigue con expectativa la situación de Tailandia, que fuera el principal exportador mundial del cereal.

Por promesas políticas realizadas en las últimas elecciones, el arroz tiene un elevado precio al productor que ha llevado a que las ventas que realiza ese país hayan disminuido y los precios de referencia del grano tailandés sean muy altas. El precio del arroz de grano largo de Tailandia supera los US$600 por tonelada, mientras que el de Vietnam, su mayor competidor, se ubica apenas por encima de los US$400.

Pero, al mismo tiempo que las ventas se reducen, las reservas acumuladas suben y muchos consideran que la situación de Tailandia es una bomba de tiempo que en algún momento va a derivar en una fuerte oferta de arroz a los mercados a un precio muy bajo. Tan bajo como el de Vietnam. Por ahora, las exportaciones de arroz de Tailandia van bajando 44% respecto a lo que habían colocado a esta altura de 2011. Bueno en el corto plazo, dudoso en el mediano plazo.

Otro cambio importante es el aumento en la producción de India, que por falta de lluvias estuvo ausente del mercado entre 2008 y 2010, pero ha vuelto con fuerza, limitando las posibilidades de subas fuertes, aunque afortunadamente sin una presencia mayoritaria en los granos largos que exporta Uruguay. Mantiene ventas de 7 millones a 8 millones de toneladas anuales que aseguran un buen abastecimiento en los mercados de Asia.

Un delicado balance

Entre un dólar que sube y un petróleo que baja, y la posibilidad de que en el segundo semestre las ventas de Tailandia derrumben los precios, los arroceros transitan una etapa previa a la siembra de mucha expectativa con un equilibrio tan delicado en los mercados internacionales como en sus propias cuentas.

Ya se habla de productores a los que no  se sabe si los van a financiar. Productores que no venían muy bien tras esta zafra, sin financiamiento es difícil que planten. Los que sacaron buenas cosechas pueden seguir, pero los otros dependen de una financiación importante”, reflexionó el vicepresidente de ACA.

Que un sector de punta en productividad y calidad pierda productores sería una señal de alerta respecto a toda la economía uruguaya.

El factor Brasil y los costos de transporte

Aunque menos que antes, el sector arrocero sigue dependiendo en buena medida de lo que suceda con el cultivo en Brasil. El país vecino ha tenido una fuerte reconversión económica que ha traído dos consecuencias antagónicas para el cultivo. Por un lado, la mejora en el ingreso de la población ha llevado a una disminución en el consumo. Por otro, las ayudas gubernamentales han convertido al país vecino en una potencia exportadora, principalmente a África.

Esto ha permitido que los precios y las importaciones de arroz se hayan mantenido, lo que ha traído como consecuencia que las compras brasileñas se mantengan y que los precios de Brasil ejerzan una estricta influencia sobre el precio que terminan cobrando los productores uruguayos.

Los precios brasileños tuvieron un fuerte empuje en el primer trimestre del año, justamente porque el alto ritmo de las exportaciones llevó a suponer que la plaza brasileña quedaría desabastecida.Los precios se fueron moderando, siguen firmes en reales. Pero la devaluación contuvo la suba y dejó la bolsa de arroz muy estable en los US$14. Es un precio que permite que se exporte una buena proporción de la producción uruguaya al país vecino. Eso tiene dos ventajas: sacar parte de la producción por un lado y hacerlo a muy bajo costo por otro.

En la zafra pasada la gran mayoría del grano tuvo que salir por Montevideo, lo que suma un costo elevado de transporte y el costo de la salida portuaria. Eso también es revelador que uno de los problemas más acuciantes de todas las producciones es que el costo de traslado de las mismas resulta casi imposible de asumir.Ya sea que venga de Cerro Largo o de Artigas, el arroz exportado a través del puerto de Montevideo desparrama buena parte de su valor agregado en los costos de transporte desde la chacra hasta el barco.