Fuente: listindiario.com
13/09/2010 – El Programa de Pignoración de Arroz, que ejecuta el gobierno a través del Ministerio de Agricultura, encontró de frente a productores de la Línea Noroeste, quienes cuestionan la falta de equidad con que es manejado.

Entre sus preocupaciones está la toma de decisiones, en cuanto a precios, sin ser tomados en cuenta, sin analizar los costos reales de producción y la fijación de una tara que se lleva los pocos beneficios que le motivan a seguir sembrando el cereal.

A nosotros los chiquitos la pignoración del arroz no nos favorece en nada. ¿Cuál es la razón? El gobierno entrega el dinero a los molineros y les paga los intereses. Entonces, ¿qué beneficio tenemos nosotros? El molinero está en una asociación que se maneja junto al ministro de Agricultura y a la Comisión Arrocera y se reúnen con el Consejo Nacional de Parceleros del Cibao Central. Entonces hacen sus amarres y su negocio, sin importar la producción que esté en proceso”, son algunas de las afirmaciones de los productores de arroz de la Línea Noroeste en cuanto a lo que ellos entienden es un programa que realmente no incentiva al sector, sino que se ha convertido en una oportunidad de generación de dinero de unos pocos.

Marcelino Cordero, presidente de la Junta de Regantes de Villa Vásquez y quien está en contacto con los productores de la zona, convocó a pequeños dueños de fincas que consideran necesario una revisión urgente del Programa de Pignoración. Juan Martínez, Josefina Petit, Leonardo Morel, Albérico Peralta, Manuel de Jesús Villalona, Eddy Veras, Miguelín Santiago Jiménez, Otto Aurelio Villalona y Héctor Luis Veras, todos cultivadores de pequeños, entienden que ha habido una mala administración, que son afectados y que sus ganancias se quedan en otros bolsillos.

A su entender, la pignoración debería transformarse en un programa de apoyo e incentivo de la producción a través de la entrega de maquinarias, equipos y fertilizantes.

Lo que más preocupa a los productores es que sólo un “grupito” el que establece los precios y la política del sector sin hacer consultas a los que realmente están en el campo sembrando el arroz.

Los productores insisten en que son los más perjudicados por la falta de equidad.

Afirman que la pignoración sólo favorece a los dueños de factorías y al otro grupo de funcionarios que hacen negocios con la producción.

Los molineros tienen el dinero para comprar el arroz al precio que ellos establecen”, dicen.

Para Cordero, quien habló a nombre de los productores, la pignoración ha dado sus frutos, pues “estamos seguros que si no fuera así los molineros no fuera a RD$1,500 que estuvieran recibiendo el arroz, sino muy por debajo del precio”.

Ahora bien, expresó, los molineros, “que defienden sus intereses y tienen dos caras”, les han calificado de mentirosos porque han dicho que ellos (los molineros) compran el cereal a precios muy por debajo del acordado.

El objetivo de la pignoración
Un documento oficial establece que el propósito fundamental del Programa Nacional de Pignoración de Arroz es garantizar la estabilidad y niveles aceptables de rentabilidad para los participantes en el subsector arrocero mediante el incentivo y la regulación equitativa de la producción, el procesamiento, la comercialización y el consumo de arroz. Para ello, se sacaría temporalmente del mercado el exceso de arroz (pignoración) evitando una sobre oferta que deprima los precios.

Esto habrá de garantizar la estabilidad de los precios al consumidor, márgenes justos de rentabilidad para los productores y molineros o procesadores, y lo que es más importante, propiciar el desarrollo del subsector para permitir incrementar la producción hasta el abastecimiento completo de la demanda nacional de arroz.

Mediante el programa, el Estado cubre a los productores y molineros o procesadores participantes los intereses de los préstamos de pignoración, los costos de los almacenes y del seguro del inventario pignorado. Esta acción gubernamental, según el documento, es justificable desde todos los puntos de vista, dada la importancia que la misma tiene para la vida nacional.

Señala que es un producto prácticamente indispensable en la dieta diaria de la población, y por la otra, es una actividad agroindustrial de un valor significativo para la economía del país.