07/02/2010 – La Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) proyecta masificar el uso de la cascarilla de arroz incinerada y molida como un importante componente para fabricar materiales de construcción que permitan edificar en el futuro viviendas seguras y de bajo costo en diversas zonas del país.

Según el rector de esa casa de estudios, Aurelio Padilla, se ha logrado establecer contactos con el Ministerio de Vivienda para brindarle la asesoría técnica del caso en la construcción de viviendas rurales, en las cuales podría incorporarse este insumo, abaratando así su costo.

En diálogo con la agencia Andina, Padilla explicó que la cascarilla del arroz es un desecho agroindustrial que se puede aprovechar para sustituir una parte del cemento y reducir el gasto de producción de ladrillos, tejados, techos prefabricados, adoquines de suelo, morteros, etc.

En los talleres de la UNI, ingenieros especialistas ensayan y perfeccionan la fabricación de bloques de concreto para diferentes tipos de construcción, incluso para viviendas de hasta cinco pisos, como las que se edifican bajo las normas y parámetros actuales de albañilería.

Los materiales de construcción que emplean este insumo del arroz en su composición no sólo son más baratos, sino también más livianos; lo que aligerará el peso de la carga cuando sean trasladados a diferentes partes del país. Esto a la vez genera un ahorro en su transporte.

Además, añadió la autoridad universitaria, este componente de origen natural tiene la capacidad de otorgarle cierta elasticidad a los ladrillos y bloques de concreto para las construcciones, lo que les brinda un mejor comportamiento durante un eventual sismo.

La UNI está fuertemente decidida a contribuir a la construcción de viviendas de bajo costo, y sobre todo, que sean seguras. Siendo el Perú un país sísmico, es necesario tomar todas las precauciones y usar todos los materiales disponibles que den seguridad a las viviendas”, dijo.

Alternativa para reparar pistas y veredas

Al poderse utilizar la cascarilla de arroz en la fabricación de adoquines de concreto para veredas, este producto terminado podría constituir una alternativa de menor costo para los municipios que realizan trabajos de rehabilitación de veredas y pisos en parques y jardines.

Esto se puede aplicar en cualquier zona del Perú porque es un material resistente al clima y a las condiciones más exigentes. No obstante, recomendamos su uso masificado en las zonas donde abunda la cascarilla de arroz, por ejemplo, en Tarapoto y el norte del país”, expresó.

A diferencia de los procesos de combustión para la producción del cemento, la incineración de la cascarilla de arroz emana una cantidad mucho menor de CO2 al ambiente, lo que repercute positivamente en la reducción de los índices de contaminación, explicó Padilla.

También consideró que si se traslada este insumo para procesarlo en Lima podría utilizarse en el material para construir viviendas resistentes en los asentamientos humanos, reemplazando las precarias edificaciones de esteras y dando mayor seguridad y comodidad a sus ocupantes.

No obstante, para el uso masificado de este material es necesario que el Congreso de la República se pronuncie, emitiendo las normas técnicas del caso, que permitan ejecutar dichas construcciones.

Procesamiento en laboratorio

Para obtener, por ejemplo, un ladrillo de concreto fabricado a base de la cascarilla de arroz, primero se incinera este insumo natural y luego es molido. Posteriormente, la ceniza resultante es mezclada en seco con cemento, arena gruesa y confitillo o piedra chancada pequeña.

En esta primera mezcla, realizada en el Laboratorio de Ensayo de Materiales de la UNI, no se utilizan aditivos químicos, pero sí agua en proporción a los demás materiales empleados. La húmeda masa obtenida se vierte en moldes para luego -al secarse- lograr el producto final.
Fuente: Andina