Fuente: ABC
02/02/2011 –
La orden de suspensión de la siembra de arroz fue dictada en diciembre por la jueza penal de Garantías, Adelaida Servián. Sin embargo, la medida cautelar fue apelada por el abogado Carlos Cabral, representante del arrocero Alberto Komarek, quien continuó cultivando.

Alberto Komarek fue imputado por delito ambiental por la fiscala Claudia Alonso. La representante del Ministerio Público se basó en un informe de la Secretaría del Ambiente (Seam) que señala la inexistencia de un estudio de impacto ambiental para la actividad agrícola en los humedales.

Igualmente, la fiscala Alonso había ordenado la prisión preventiva del arrocero, pero fue beneficiado con la medida sustitutiva a la prisión preventiva.

Finalmente, el lunes, el Tribunal de Apelaciones de Ñeembucú ratificó la orden de suspensión del cultivo de arroz en la compañía Potrero González, distrito de Tacuaras. Los camaristas Carlos Domínguez y Carlos Torres votaron a favor, y Rubén Franco en disidencia.

Los cultivos extensivos en el departamento causaron el desagrado de las organizaciones ambientalistas que funcionan en la zona, más aún después de confirmarse que  Komarek no  contaba con los permisos correspondientes de las instituciones competentes. Una de las exigencias de la ley es el estudio de impacto ambiental, que según el propio ministro de la Seam, Oscar Rivas, el arrocero no poseía a la hora  de  iniciar  la siembra.

Alarma internacional

La preocupación por la situación que afecta al ecosistema departamental ya traspasó la frontera. Muestra de ello es la nota enviada por el director del Centro de Ecología Aplicada del Litoral e investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina, prof. Juan José Neiff.

En el escrito,  dirigido al presidente de la Comisión Nacional de Defensa de los Recursos Naturales del Congreso,  senador Fernando Silva Facetti (PLRA), subraya su preocupación por el avance de las fronteras agropecuarias y las modificaciones en el escurrimiento del agua, que se estarían dando en el sur del Paraguay.

Califica a los humedales del departamento de Ñeembucú como “únicos en Sudamérica” y lamenta que  estén en peligro. Afirma que la protección de la naturaleza está en manos de los representantes del pueblo.

Resaltando la importancia de esta zona y similares en el continente, Neiff ruega que “Dios ilumine” a los parlamentarios para pensar en el futuro de nuestros descendientes.