Fuente: La Prensa
14/05/2012
– Entre ocho y diez años necesita Nicaragua para ser autosuficiente en la producción de arroz. Esto pese a los esfuerzos que en los últimos años han hecho los arroceros nicaragüenses para reducir de un 70 a un 30 por ciento el volumen del grano que se compra en el exterior para cubrir anualmente el consumo nacional de 7.5 millones de quintales.

Y aunque el sector debe continuar superando múltiples barreras, incluido el de mejorar la capacidad de almacenamiento del grano e invertir en tecnología para el tratamiento del mismo, el acceso al financiamiento sigue siendo su principal obstáculo.

El problema es que, según estimaciones del gremio, más del 30 por ciento de los pequeños productores carecen de garantías bancarias. Esto los obliga a recibir “dinero de los granceros o comerciantes de saco blanco” (comerciante informal), con el compromiso de entregar a cambio la cosecha completa. “Esto es oneroso. Es usura, porque les pagan lo que quieren y los productores trabajan solo para estos comerciantes”, afirma el presidente de la Asociación Nicaragüense de Arroceros (Anar), Fernando Chamorro.

Hasta hace un tiempo esta era la única opción de crédito para la mayoría de pequeños productores, que esperaban que el Banco de Fomento a la Producción (Produzcamos) resolviera sus problemas, pero la falta de garantía hipotecaria y el arrastre de deudas han impedido que se conviertan en sujetos de crédito para la institución, dice Carlos Castillo, gerente de la Central de Cooperativas Arroceras del Valle de San Isidro, que asocia a nueve cooperativas.

Chamorro, en cambio, considera que el temor que provocó el movimiento de los No Pago a las microfinancieras agudizó el problemas, que afecta solo a los pequeños productores, porque para los grandes y medianos arroceros es más fácil conseguir un préstamo, porque generalmente tienen en regla los documentos de su propiedad para darla en garantía al banco.

En los últimos años la Corporación Agrícola (Agricorp) y la Empresa Mansell se han convertido en nuevas opciones donde los productores pueden vender sus cosechas.

Siguen tras su meta

Pese a estos obstáculos, el gremio no abandona la batalla por alcanzar la autosostenibilidad del consumo interno. La tarea inició en enero de 2001 con el Programa de Apoyo al Productor de Arroz (PAPA). La iniciativa surgió como resultado de la unificación de esfuerzos entre productores, importadores, el sector industrial y las instituciones públicas relacionadas con el sector. En ese momento la actividad estaba a punto de desaparecer. Se importaba el setenta por ciento del consumo local. La meta era convertir la producción arrocera en una actividad competitiva, sostenible y rentable.

En la actualidad se producen unos 5.7 millones de quintales que equivalen al setenta por ciento del consumo local. Se compran en el exterior unos dos millones de quintales, que representan el treinta por ciento del consumo, detalla Chamorro.

Los líderes gremiales de este sector creen que la autosuficiencia no debe basarse en el incremento de las áreas de cultivo sino elevando la productividad. Hoy por hoy el rendimiento promedio es de unos sesenta quintales oro por manzana y la idea es superar los cien quintales en el mismo número de áreas.

Para alcanzar este objetivo tienen que caminar de la mano con la industria, que debe crear las capacidades para secar, trillar y almacenar el total de la producción.

La industria hace lo suyo

Para Róger Zamora, presidente de la Asociación Nicaragüense de Procesadores de Arroz (ProArroz), los grandes retos de la industria son el secado y el almacenamiento.

ProArroz está invirtiendo en una tecnología de punta llamada silos bolsa que le permite almacenar unos 140,000 quintales. Adicionalmente tenemos capacidad para almacenar unos 2.5 millones de quintales”, detalla Zamora.

Como la producción no sale toda en un solo período, sino distribuida en los diferentes ciclos de siembra que se registran en el año, esto basta para almacenar la producción actual.

En cuanto al secado, reconoce que a pesar de inversiones que se han hecho en Malacatoya y Sébaco, la industria tiene capacidad para secar un ochenta por ciento de la producción.

Tanto los productores como la industria tienen contemplado que la población crece año con año, por lo que el consumo total también tiene esa tendencia, según cálculos del sector alrededor del tres por ciento cada año.

Para Zamora un ordenamiento en la producción a través de la eficiencia y no del expansionismo, permitiría pasar de entre setenta y ochenta quintales de arroz por manzana que se producen actualmente a más de cien quintales. Eso crearía las condiciones para que el país vuelva a convertirse en el granero de arroz de Centroamérica, como lo fue hace cincuenta años. Además dejaría mayores ganancias a los productores.

Nueva variedad

El sector también está haciendo un esfuerzo para desarrollar nuevas variedades de arroz resistentes al cambio climático. Para Danilo Cortez, secretario de la Asociación Nicaragüense de Arroceros (Anar), la liberación de la nueva variedad de semilla Anar 2012 FL realizada la semana pasada es un paso más en la búsqueda por incrementar la productividad en el campo.

Esta nueva semilla surgió hace diez años en Colombia. En los últimos nueve años Anar trabajó para mejorarla e invirtió 750,00 dólares.