Fuente: Levante – EVM
29/03/2012
– El trabajo combinado de la “triple A”: Agua, Albufera y Arroz, impidió durante años que el ecosistema natural más importante y a la vez más intervenido por el hombre en España, entrara en colapso, muy cerca del coma irreversible, cuando aparecieron los primeros problemas de contaminación.

Sin embargo, cuando los planes de depuración parecen que dan resultados, el brutal descenso de caudales limpios-los procedentes directamente de los ríos Júcar y Túria- está impidiendo el trabajo de filtro verde que desarrollaba el arrozal y aleja al parque natural de los niveles de calidad exigibles.

Ni siquiera el cultivo del arroz-dicen los expertos-hace ya milagros e incluso los problemas de nuevo cuño- la quema incontrolada de rastrojos, inexistente hace 30 años- encuentran solución en un agua cargada de nutrientes y que procede mayoritariamente de las depuradoras. 

Una jornada sobre “arroz y conservación de humedales” convocada por la Fundació Assut, la Universitat Politécnica de Valencia , SEO-Birdlife y la Generalitat Valenciana, ha puesto de manifiesto la existencia de graves problemas en la calidad y cantidad de las aguas que llegan al lago.

Los conferenciantes admitieron ligeras mejoras en la calidad del agua, derivadas de una mejor depuración, aunque prácticamente anuladas por la pérdida de caudales de calidad.

Juan Rueda, experto en indicadores biológicos de calidad de las aguas, dijo que la mejoría experimentada por el lago es insuficiente y “por debajo” de lo esperado e invitó a los arroceros a “reivindicar más agua y de mayor calidad”. Cree, como otros, que sin ese plus, las funciones autodepurativas del arrozal están comprometidas.

Se trata de un deterioro que va más allá de sequías puntuales-explica Mario Giménez,de SEO/Birdlife- La clave del funcionamiento del parque estaba en la inundación del arrozal en invierno, que lo convertía en un filtro verde intensísimo de casi 14.000 hectáreas. Había agua de calidad, que se renovaba varias veces, y con una vegetación subacuática que ayudaba a depurar las aguas“. El descenso de caudal, su atribución a otros usos y la modernización del regadío impiden al arrozal cumplir su labor de filtro verde. “Ahora solo recircula el agua que hay en el lago, no llega suficiente agua sin nutrientes y eso es un desastre para el conjunto“, añade Mario Giménez.

El catedrático de Edafología Rafael Boluda, abundan en esta hipótesis. Boluda, que defendió la conversión en compost como la mejor opción para eliminar la paja de la Albufera y evitar el grave problema de las quemas, citó algunos experimentos que acreditan cómo el exceso de nutrientes en el suelo y en el agua del lago, unido a su falta de renovación, “aceleran la pudrición de la paja sumergida“.

La jornada, que sigue hoy, puso en evidencia la confluencia de intereses entre arroceros y conservacionistas y su interés por consolidar un cultivo del arroz más ecológico y sostenible en la Albufera.