Sin Categoría

Fuente: ABC de Sevilla

09/04/2017 – Entre los usos más comunes del trigo, uno de los cultivos más extendidos en toda Andalucía, está la obtención de harina para, entre otros productos, elaborar un alimento básico en la dieta de los españoles como es el pan. Sin embargo, en los últimos años, otros cultivos estratégicos para la economía local están compitiendo con el trigo blando y ganando cada vez más peso en la industria harinera y panificadora, en continua búsqueda de alternativas de materias primas para elaborar nuevos panes enriquecidos que se adapten a las exigencias de los consumidores.

 

Entre estos cultivos está el arroz, que inunda las marismas del Guadalquivir; o las leguminosas, en auge en los últimos años en el campo andaluz (especialmente en el caso del garbanzo) al servir en la rotación que exige la Política Agraria Comunitaria (PAC) para el cobro de la ayuda verde o «greening».

 

La oferta harinera se ha incrementado en los últimos años con materias primas que ya no proceden únicamente del trigo, según informa Icerhpan, la Interprofesional de Cereales Panificables, de la que forman parte agricultores y cooperativas, industria (harineros y panaderos), técnicos e investigadores y comercializadores. Así, más allá de este cereal, «el garbanzo, la soja o la lenteja son buenos candidatos para transformarlos en harina» y lograr así «una mayor aportación de proteínas, fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el hierro y el magnesio». De hecho, «los panes que contienen este tipo de harinas tienen una textura suave y esponjosa y, en algunos casos, como los elaborados con harina de garbanzo, destacan por su intenso sabor. Además, al no provenir del cereal, no contienen gluten, siendo una buena alternativa para los celíacos», explica la interprofesional a través de la iniciativa divulgativa «Pan cada día», promovida por la totalidad del sector del pan español con el objetivo de fomentar el consumo de este alimento.

 

En cuanto a las alternativas a la harina de trigo, la harina de arroz «es otra variedad compatible con personas intolerantes al gluten y puede ser también blanca o integral. Su sabor es muy suave y puede contribuir a obtener panes húmedos en el interior y con la corteza crujiente», explica el sector.