Fuente: Diario Granma
07/01/2013
– Con 43 años, lleva más de 20 de casado, tiene dos hijas y un nieto. Los padres viven junto a él. Ama su trabajo. Raydol López Pujols, mejor productor de arroz en la provincia durante el 2012 y nombre imprescindible en el cultivo del grano aquí durante varias campañas, es un hombre feliz. Lo afirma.

Aunque asegura preferir el quehacer campesino desde niño, no es hasta hace poco menos de una década que inició la experiencia de dicho cultivo en las 15 hectáreas de su finca Las Mercedes, de Aguada, el municipio arrocero por excelencia del territorio.

“Pese a recibir el diploma, además de por supuesto agradecerlo, yo no me siento el mejor ni me vanaglorio de ello; simplemente hago las cosas bien para que me salgan igual“, sostiene.

A la pregunta de cómo funciona tal ecuación, el agricultor dedicado a la siembra de semillas responde: “Lo primero es agenciarse una buena semilla, de ahí parte el rendimiento; después la necesaria correcta preparación de tierra y la posterior dosificación de los fertilizantes, insecticidas y fungicidas“.

El campesino de la Cooperativa de Crédito y Servicios Pedro Filgueiras, seleccionado por la Empresa Agroindustrial del Grano para formar parte del Proyecto Cuba-Vietnam, aprendió en la nación asiática que esto último resulta esencial en las plantaciones.

En ese país, con especialistas que para mí son verdaderos científicos del arroz, aprendí que sin dosificación puedes echar a perder cualquier cosecha. El fertilizante debe aplicarse en tres fases: fondo, ahijamiento activo y punto de algodón, que es ya cuando va a encartuchar el arroz para la manipulación“, asevera.

Por cada cordel (la hectárea tiene 24) vierto seis kilogramos de fósforo, tres de potasio y dos de urea, revela este hombre, quien regala a sus compañeros otro “secreto” develado en la tierra del tío Ho: “la preparación del suelo, este debe poseer una nivelación perfecta“; en eso ellos son muy rigurosos, como en lo anterior.

A su criterio, “la capacitación es muy importante, al fin se percibe como imprescindible y muchos productores se suben al tren, lo cual aplaudo. Existen cursos a su disposición“.

La puesta en práctica de los conocimientos adquiridos en Asia le ha ido de perlas a Raydol, puesto que consiguió en el 2012 elevados rendimientos de diez toneladas por hectárea, insuperables hasta ahora en el territorio por ningún colega.

Entregó en esa etapa 5 500 quintales (500 más que en el 2011) para semilla. “Siembro y cosecho la registrada, según demande el país. En la última campaña —que ahora recoge— planté Perla de Cuba y LP-7; la sembraré junto a Selección Grado 2 para la de frío”, dice.

Percibió ingresos brutos en el pasado año de 200 mil pesos.

Suscribió un contrato (detallado y muy serio, de acuerdo con sus palabras) para la facilitación del servicio de combinadas para la cosecha actual, época durante la cual convoca a unos pocos trabajadores, como en la etapa del trasplante. El resto del año trabajo solo, nada más en compañía de su yerno.

El arroz precisa mucho trabajo y dedicación, hacerle todo a tiempo, velar porque las posturas del trasplante no sean viejas —entre 18 y 25 días— y aplicar el producto químico justo en el tiempo demandado por el ciclo del cultivo. Lo demás sale solo, expresa con desenfadada sapiencia el productor aguadense.