Fuente: Radio Cadena Agramonte
14/09/2011
– Para más de la mitad de la población mundial, sobre todo para quienes habitan en países de escasos ingresos y con economías emergentes, el arroz es un alimento diario.

En Cuba una parte importante del grano que se consume es cultivado en nuestras propias tierras. Actualmente, y dando cumplimiento a lo aprobado en el VI Congreso del Partido Comunista, en relación con la necesidad de sustituir importaciones y aumentar los renglones productivos ante la crisis alimentaria que vive el mundo hoy, se potencia la siembra en toda la nación. 

Baste señalar que su rendimiento por hectárea ronda ya las dos toneladas, con las cuales son beneficiadas unas 2 000 personas. 

En el municipio de Esmeralda, distante a 94 kilómetros de la ciudad de Camagüey, por ejemplo, al finalizar la etapa de plantación del cereal en el pasado mes de agosto, se completaron más de 1900 hectáreas, según directivos del Ministerio de la Agricultura en el territorio. 

Entre las variedades plantadas destaca el tipo IACuba-30, de factura nacional, resistente a plagas y enfermedades, y con un alto valor nutritivo. Además sirve para combatir la anemia, especialmente en niños y embarazadas, y reporta beneficios para el agricultor, pues sus rendimientos son superiores después del molinado y requiere un uso mínimo de fertilizantes químicos.

Iniciativas como esta, y el correcto tratamiento a los cultivos, garantizan de antemano resultados alentadores para la cosecha, que, según directivos del municipio, deberá ser mejor cuantitativa y cualitativamente.

Precisamente, esa es la premisa que defienden hoy los agricultores esmeraldenses (gentilicio por el que se conoce a los pobladores de allí), convencidos además de que para ello deben explotar la tierra con eficiencia y calidad, e involucrar en esa “revolución productiva” a cuanta persona comprometida con el desarrollo económico del país y con la alimentación de la población. 

Si se cumplen los pronósticos, solo con las producciones del municipio de Esmeralda, el país dejará de erogar cerca de dos millones de dólares para la importación de arroz, cuyo valor ha aumentado casi cinco veces respecto al año 2001, cuando se cotizaba a 155 dólares la tonelada. 

Degustar un producto nacional siempre es placentero, máxime si ello lleva implícito sacrificio.