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Fuente: El País

12/02/2017 – Los costos de la energía eléctrica le pegan más fuerte en cada zafra al sector arrocero, opacando el rendimiento récord de casi 9.000 kilos por hectárea y su vocación exportadora de colocar en el exterior más del 95% de las 1,3 millones de toneladas producidas anualmente.

 

En el marco de los 70 años de vida de la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA) los productores denunciaron que el costo del agua está cercano a las 40 bolsas de 50 kilos de arroz cáscara por hectárea —las bombas usadas para la inundación del cultivo funcionan con electricidad; antes eran a gasoil—, pero hay que sumarle el costo de reparación de bombas y canales.

 

Según datos de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA/MGAP), en la zafra 2002/03, el pago conjunto por tierra y agua en la producción arrocera —en el total del país— era de 25,7 bolsas de arroz por hectárea (1,285 kilos del cereal por hectárea) y pasó a 26,5 bolsas (1,325 kilos) en la zafra 2005/06. Posteriormente llegó a 29,9 bolsas (1.495 kilos) en 2011/12 y en la zafra 2013/14 alcanzó las 30,7 bolsas (1.535 kilos).

 

La suba mayor se dio en la cuenca arrocera del este, compuesta por Cerro Largo, Treinta y Tres, Rocha y parte de Lavalleja. En el primero de los casos se pagaban 26,3 bolsas por hectárea (1.315 kilos) y en la última zafra citada anteriormente se había llegado a 31,1 bolsa (1.555 bolsas).

 

En cuanto a los precios de la tierra por arrendamientos —en este cultivo la mayoría de los productores son arrendatarios—, en todo el país, en la zafra 2002/03 insumían 9,4 bolsas por hectárea (470 kilos por hectárea), en la zafra 2011/12 se había pasado a 11,3 bolsas (565 kilos) y en la 2013/14 se llegó a 11,9 bolsas (595 kilos, en todos los casos por hectárea plantada). Sorprendentemente el costo del agua nunca paró de crecer.

 

A nivel país, siempre según datos de la DIEA, en la zafra 2002/03 regar costaba 17,7 bolsas por hectárea (885 kilos), en la zafra 2011/12 el costo trepó a 19,7 bolsas (985 kilos) y en la zafra 2013/14 se llegó a 19,9 bolsas (995 kilos). Nuevamente los arroceros del este fueron los que pagaron más cara el agua.

 

En esta zafra el costo del pago de arrendamientos y agua superó largamente las 30 bolsas de 50 kilos por hectárea, en algunos casos. Serían alrededor de 25 bolsas por uso de agua y unas 13 bolsas por precio de la tierra, según datos manejados por la ACA. A eso hay que sumarle la suba del combustible, insumo básico para el arroz, sector que utiliza entre 150 y 200 litros de gasoil por hectárea durante la cosecha y el laboreo.

Los directivos de la ACA denunciaron que han golpeado las puertas de UTE pidiendo reducción del precio de las tarifas eléctricas y no lo han logrado, “incluso con la orden del Presidente de la República, Tabaré Vázquez, que pidió a los jerarcas del Ente que resolvieran el problema”. La ACA le planteó al presidente Vázquez la pérdida de competitividad y el jerarca comprometió su apoyo, pero aún dicen los productores que no obtuvieron resultados positivos.

Industria y productores sostienen que Uruguay sigue teniendo costos internos caros —el precio de la energía eléctrica y los combustibles son un ejemplo—, pero los directivos de ACA dicen que no se sigue el ejemplo de otros países que tienen el mismo problema y que apuntalan a sus productores.

 

Potencial

Uruguay tiene un clima privilegiado que posibilita llegar a un récord productivo mundial de 180 bolsas por hectárea o 9.000 kilos de arroz cáscara, sano , seco y limpio por hectárea, pero los productores aseguran que con la suba de los costos —plantar una hectárea de arroz supera US$ 2.000— están “muriendo con los ojos abiertos”.

 

Desde que se comenzó a plantar el cereal en Uruguay en 1919, los arroceros forjaron un sector pujante, con una cadena productiva integrada y es el único sector donde se acuerda el precio promedio con la industria. Uruguay produce anualmente más de 1.330.000 toneladas de arroz cáscara y exporta a más de 60 mercados en el mundo.

 

“El sector siempre apostó a tener un arroz de alta calidad, con variedades productivas, segmentando los recibos en los molinos”, explicó el presidente de ACA, Ernesto Stirling. Eso hace que “un barco que lleva arroz uruguayo a un determinado mercado va con una variedad específica y del primer grano hasta el último, son todos iguales”, lo que le otorga “un diferencial al arroz uruguayo que no lo tiene ninguno en el mundo”, dijo con orgullo Stirling.

 

El sector arrocero vuelca anualmente entre US$ 60 y US$ 70 millones a la sociedad sólo por funcionar, según sostiene un estudio técnico que ya tiene sus años, pero el sector arrocero genera más de US$ 400 millones anuales por concepto de exportaciones. Además, genera inclusión social, porque hay casos de colaboradores que se han transformado en productores.

 

Hoy los arroceros denuncian una pérdida de competitividad y suba de costos que está afectándolo seriamente y los productores demandan al gobierno el mismo tratamiento para “el inversor nacional que el que rige para las inversiones extranjeras”.

 

Los productores critican que “las grandes inversiones extrajeras se les busca la manera de que tengan beneficios que los eternamente somos inversores en Uruguay no los tenemos”. Los directivos de ACA aclaran que la gremial no está en contra de las inversiones extranjeras, pero reclama “trato igualitario”, porque los productores y el sector quieren “que se valore que se hizo durante 70 años”. En 1930 Uruguay plantaba 4.000 hectáreas con arroz para abastecer el consumo interno y se exportaban 2.300 toneladas a países limítrofes. En 1940, cuando se sanciona la Ley Arrocera se pasan a cultivar 5.000 hectáreas con rendimientos de 3.400 kilos por hectárea. Hoy se plantan más de 160.000 hectáreas en cada zafra con un rendimiento que ronda los 9.000 kilos por hectárea.

 

El fondo arrocero y la crisis del sector

La ACA también denunció que el sector vive una situación similar a la que enfrentó en el año 2000, uno de los cuatro años más nefastos para el arroz, pero en esa época el precio del arroz en el mundo caía, cuando hoy está a más de US$ 450 la tonelada. A la baja de los precios internacionales, en esos cuatro años que van de 1999 a 2003, había que sumarle un fuerte atraso cambiario.

 

“Tener que usar un Fondo de Financiamiento de la Actividad Arrocera —un fideicomiso pagado a largo plazo por los productores con la retención de un gravamen al momento de exportar— es una desgracia para el sector”, afirmaron los directivos de ACA, acompañados de varios ex presidentes de la institución.

 

El fideicomiso no es una solución, pero atenúa el endeudamiento, aporta aliento a largo plazo y el sector tomó el cuarto Fondo Arrocero cuando aún no había terminado de pagar el tercero y debe US$ 76 millones. Pero más allá de los problemas, el sector arrocero —industria y productores— reafirma su vocación de continuar generando mano de obra, de seguir apostando a la calidad de la producción, innovación y producción con proyectos de investigación y mejora continua de la calidad.

 

TRANSGÉNICOS.

Productores uruguayos decidieron no plantar

En el arroz uruguayo, los productores y los molinos, con el apoyo de distintas Facultades de la Universidad de la República y organismos privados, se controla y regula permanentemente el uso de agroquímicos y su incidencia sobre el medio ambiente. “Ya se hicieron tres proyectos para medir la incidencia de agroquímicos en suelo, agua de riego y medición de residuos en el grano. Tenemos que tener en cuenta que un destino que es muy interesante, la Unión Europea y es muy exigente en límites de tolerancia de residuos de estos productos”, afirmó el presidente de ACA, Ernesto Stirling.

 

Explicó que “hay productos que el arroz uruguayo no los usa, porque nos auto limitamos y eso está en los contratos que los productores firmamos con las industrias”. Esos controles otorgan una garantía extra a los compradores del arroz uruguayo, por más que se analicen las partidas. “Es un valor agregado muy importante y un proceso continuo porque hay moléculas nuevas, las rotaciones pueden cambiar, etc”, agregó Stirling.

 

Otro patrimonio importante es que en Uruguay, no se cultivan arroces transgénicos. “Por iniciativa de los privados, en conjunto con la industria, se decidió no cultivar transgénicos. La tecnología siguió y Uruguay continúa firme en esa política porque nos parece que es una manera de ser un elemento de consumo directo”, aseguraron las autoridades de la ACA.